Por: Miranda Bejarano Salazar
Parece increíble lo altamente conectado que se encuentra nuestro cuerpo. Entre los múltiples estudios que se han hecho para develar la perfecta manera en la que funcionan nuestros órganos, cada vez más se descubre la influencia de los microorganismos (bacterias, levaduras, virus y hongos) en dicho funcionamiento. A esta serie de intrusos útiles se les denomina microbiota y se estima que en el humano habitan cerca de 10-100 trillones de estos organismos, como lo demuestran estudios del equipo del Dr. Turnbaugh de la Universidad de Medicina de St Luis realizados en 2007.
Pensar en seres microscópicos, como las bacterias, suele producir sensaciones de asco o repelencia. Son los mal llamados “gérmenes”. Su mala fama o benevolencia se debe a si estos microorganismos se encuentran en el lugar indicado y en una cantidad controlada. En un estado en el que el microbioma está balanceado, o en eubiosis[AG2] , este aporta al buen funcionamiento del cuerpo humano: desde el máximo aprovechamiento de los alimentos que consumimos, hasta mantener nuestro cutis deslumbrante y sano. En contraparte, cuando hay un desbalance de microorganismos –o disbiosis–, es cuando empiezan los verdaderos problemas.
El desbalance en el delicado equilibrio microbiano no es un problema menor. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad líder en asuntos sanitarios a nivel mundial, cada año nacen 15 millones de bebés prematuros y se registran cerca de 23 millones de abortos espontáneos en todo el mundo. Hasta el momento no se ha podido estimar qué porcentaje de estas cifras es a causa de enfermedades cuyo origen es una disbiosis, a pesar de que estas se suman a los factores que contribuyen a un embarazo de alto riesgo. Entre los especialistas de la salud es cada vez más evidente la preocupación por el estado de la microbiota en los pacientes, puesto que, las repercusiones de sus desbalances suelen ser progresivas y sin muchas alertas evidentes u oportunas.[AG3]
En la Universidad El Bosque, la Dra. Gloria Lafaurie y la Dra. Luz Amparo Gómez, directora e investigadora del Instituto de Investigación Básica Oral (UIBO), respectivamente, en colaboración con el Dr. Daniel Montenegro, director del Programa de Ginecología y Obstetricia de la misma Universidad; estudian la incidencia de las bacterias orales y los riesgos que éstas podrían implicar durante el embarazo. “En el caso del periodo de gestación es mucho más fácil que los microorganismos encuentren medios para viajar por el torrente sanguíneo”, comenta el Dr. Montenegro. También, explica que, debido al alto contenido de hormonas y a cambios en el sistema inmune, condiciones propias del embarazo, las bacterias se multiplican a una mayor velocidad: “se ha encontrado bacterias propias de la cavidad oral en la placenta y esto causa desenlaces adversos como los partos de pretérmino, abortos espontáneos, preclampsia, nacimiento de bebés con bajo peso e incluso la muerte”, agrega la Dra. Gómez.
En el caso de estudio de la Universidad El Bosque, se centraron en bacterias específicas como la Porphyromonas gingivalis. Tal especie de bacteria es famosa en el gremio por ser la causante principal de las enfermedades periodontales que, como comenta la Dra. Gómez, “son las enfermedades que afectan los tejidos de soporte de los dientes: hueso, raiz, ligamento y músculo”. Por lo general, son enfermedades progresivas con múltiples orígenes, entre ellos, los malos hábitos de higiene bucal. “Clínicamente se evidencia por el sangrado en encías, en los primeros estadíos, hasta llegar a afectar el tejido óseo de los dientes causando que el cuerpo, como defensa, reabsorba el hueso y que los dientes pierdan firmeza” agrega. En medio de todo, la enfermedad periodontal es silenciosa. No causa dolor preocupante. Las molestias, como el sangrado, es algo normalizado entre la población y suele ser atribuido a un fuerte cepillado o al uso de la seda dental.
La llegada de una bacteria oral al útero guarda una secreta y milimétrica ingeniería. Las bacterias de la boca son generalmente anaerobias (no sobreviven en presencia de oxígeno), pero el caso de bacterias como la Porphyromonas gingivalis es distinto, “ella cambia su metabolismo activando determinados genes para sobrevivir al oxígeno que se encuentra en la sangre”, explica la Dra. Lafaurie. En cada sangrado de encías, esta bacteria echa mano de su material genético para resistir a la presencia de oxígeno y así entrar al torrente sanguíneo que la transporta, cuál autopista, a otras partes del cuerpo. En el caso de estar en embarazo ésta llega a la placenta por vía directa. “Una vez en el amnios inicia su infección lenta, causando la ruptura de las membranas en donde se aloja el feto”, cuenta la Dra. Lafaurie cual si fuera una historia de terror. Y es que no podría ser de otro modo cuando se trata de un embarazo de alto riesgo.
Existe otro mecanismo en el que la bacteria no tiene que llegar a la placenta directamente para producir un efecto desafortunado. “En estado de embarazo, el cuerpo suprime su sistema inmune para evitar que el organismo rechace al bebé. Como si el cuerpo blindara al feto para permitir su formación. Entonces, la bacteria actúa como una espía que se infiltra y daña esta capacidad de aislamiento abriendo las puertas para que el sistema inmune entre en acción”, Explica el Dr. Montenegro. Tras esto, se genera una respuesta inflamatoria de defensa en la que actúan unas proteínas llamadas citoquinas que, por coincidencia, también se activan cuando se induce el parto. “El cuerpo no sabe si es para defenderse o es que ya va a nacer el bebé. Es así cómo se genera un parto antes de lo estimado”, complementa la Dra. Lafaurie.
Los expertos en el caso sugieren que la prevención y mitigación de factores que influyen en embarazos de alto riesgo debe realizarse antes de que se inicie el periodo de gestación. Actualmente en Colombia se implementan las consultas preconcepcionales en donde se incluye la valoración odontológica. Por lo general, en estas consultas, se determina si el ambiente en el que vive la madre y su estado de salud son óptimos para el buen desarrollo del embarazo. Mientras que, durante el embarazo, específicamente en el segundo y tercer trimestre, se hacen controles médicos que también incluyen visitas al odontólogo.
Estudios en las zonas rurales y en las grandes ciudades cada vez dilucidan los retos y barreras que atraviesan las maternidades del país. Las soluciones toman tiempo y requieren la cooperación de varios entes. Mientras eso sucede, la prevención y el cuidado de la salud deben empezar a ser temas de los que se hable más a menudo.
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