Por: Miranda Bejarano S.
Su acento fue bien reconocido por los habitantes de las regiones a lo largo del río Magdalena. Algunos le dijeron “padre” a lo que él respondió con una reverencia y una bendición. José Celestino Bruno Mutis pisó los suelos del Reino de Nueva Granada con una ambiciosa misión: retratar cada una de las especies vegetales que le robaban el aliento. De este modo, y tras su tercer intento, logró que La Real Expedición Botánica fuera financiada por el Rey Carlos III.
Esta empezó en 1783 y duró 30 años hasta ser interrumpida por el grito de independencia. La gran proeza investigativa que nos dejó el retrato de 2 708 especies partió del interés de la Corona Española, por encontrar especies vegetales de importancia para la economía del Reino. En otras palabras, fue más bien una investigación de mercadeo para explotar el potencial de la colonia. Nada que nos sorprenda, la filantropía científica no era compatible con las políticas de la época.
Las dinámicas de dominación de la Expedición Botánica no consistieron en la apropiación de tierras pertenecientes a las poblaciones nativas o a la esclavización de seres humanos en trabajos demandantes. No, esta consistió en un colonialismo intelectual. Desde la imposición de una visión sobre cómo deberían ser representadas las plantas, hasta la extracción del conocimiento etnobotánico proveniente de las comunidades de cada región, para favorecer la economía española.
El gran taller de Mutis, repleto de pintores criollos ilustres, inmortalizó las muestras vegetales más relevantes encontradas desde Mariquita hasta Santa Fe (como entonces se llamaba la capital, hoy Bogotá). “Nombrar y representar fue otra manera de adueñarse de la naturaleza” declara el artista y docente Juan Covelli en la exposición de su obra Veneraciones en el I Congreso Nacional de Investigación y Creación del 2022, llevado a cabo en la Universidad El Bosque.
En una entrevista concedida a Fractales, el artista nos cuenta un poco más sobre la investigación que inspiró su obra: “las ciencias siempre tenían esa función de agrandar, de mistificar y de darle un visón diferente a lo que es la naturaleza”, cometa Covelli. La exposición que nació en una residencia artística en Tajo Taller (México), cuenta con ocho piezas dedicadas a los sesgos en las ciencias duras que arrastramos desde la colonia. Las representaciones poco precisas en los paisajes de Humboldt, la denominación de “sirenas feas” a los manatíes avistados por Colón, la creación romanizada de los ecosistemas expuestos en los museos en forma de dioramas, e incluso, los relatos fantasiosos de las festividades indígenas reproducidos en los grabados de Theodor de Bry, fueron los insumos de Covelli para el ensamble de cada creatura de su bestiario.
El arte bien puede ser ese puente de denuncia de la sociedad y una oportunidad de revisión sobre prácticas que vale la pena replantear. Veneraciones, no solo pretende hablarle a los científicos, sino también a una sociedad espectadora e indiferente. “Es tan grave el paso de la humanidad por la tierra que nuestros desechos ya constituyen una capa tectónica entera. La crisis climática es algo que interpretamos como una suerte de simulacro y preferimos distanciarnos de la naturaleza mirando para otro lado”, comenta Covelli frente a la concepción de lo que él denomina el Capitaloceno. En donde las dinámicas del mercado capitalista favorecen la elección colectiva de ignorar la crisis ambiental. No en vano, esta mirada al espectador es hablada desde la elección de los materiales de cada escultura: “usé resina que es el peor material para el medio ambiente que podemos emplear los artistas”. Covelli explica que esta elección juega un papel de antidispositivo, en donde se emplea el material para algo más allá de su utilidad y es la narración de una crítica a nuestros hábitos de consumo.
A pesar de su aparente contrapeso a la ciencia, la metodología utilizada por el artista para elegir los materiales de su obra no pudo haber sido otro que el método científico. El llamado “ensayo y error”, lo cual sentó la hoja de ruta para el aprendizaje en cuanto al uso de herramientas y técnicas. Es la ineludible realidad de que es una ciencia hacer arte y que el saldo de esta dupla es el mensaje que se forma y se transmite a quienes admiramos sus piezas.
Veneraciones – Juan Covelli
Visitamos el taller del artista Juan Covelli y conversamos con él sobre el detrás de cámaras de sus obras: la meticulosa elección de materiales, la metodología para materializar sus ideas y los distintos actores involucrados en sus obras.