Un grupo de biólogos entre docentes, investigadores y estudiantes se adentran en las profundidades geológicas de La Cueva Las Moyas. Ubicada en las inmediaciones de La Calera, Cundinamarca, en su interior se resguardan distintas formas de vida y conviven con la invasora actividad humana.

Entre peces y cuevas

Un grupo de biólogos entre docentes, investigadores y estudiantes se adentran en las profundidades geológicas de La Cueva Las Moyas. Ubicada en las inmediaciones de La Calera, Cundinamarca, en su interior se resguardan distintas formas de vida y conviven con la invasora actividad humana.

Fue uno de esos sábados raros, en los que la ciudad aún abría los ojos y nosotros ya nos encontrábamos en La Calera con equipos al hombro y tomando tinto para el frío. La promesa del día era la de caminar en dirección a las entrañas de la montaña para conocer la vida que ahí se albergaba. Nos incorporamos a un grupo aproximado de 20 personas, entre estudiantes, investigadores y expertos. El clima auguraba fuertes lluvias y una estancia helada en la Cueva las Moyas, la que sería nuestra anfitriona.

No muy lejos de nuestro punto de encuentro, entre veredas, se encontraba el predio de Jorge Sánchez quien amablemente tenía todo organizado para recibir al grupo de biólogos entusiastas. Nos presentamos, le pedimos permiso a la montaña para que bendijera nuestra jornada y, sin más, empezamos nuestra procesión hacia la entrada de la cueva que nos recibía como un gran abrazo.

Días después, a las afueras del laboratorio de ictiología ubicado en el Museo de la Universidad El Bosque, en una charla que parecía más bien anecdótica, recogimos un poco los pasos de aquel recorrido inolvidable. La importancia de reconocer los ecosistemas kársticos como un todo con el entorno que los rodea nos deja con la moraleja de que toda acción tiene un impacto en las dinámicas compuestas por otras formas de vida.

Ojalá no pase mucho tiempo para darnos cuenta que aún, en la penumbra, hay secretos que esperan ser descubiertos. Entre sombras y destellos de luz, la cueva nos recuerda que cada visita a estos espacios no solo nos acerque a las maravillas de la naturaleza, sino también a una conciencia más profunda sobre nuestra conexión y responsabilidad hacia ella.

Por 📃: Miranda Bejarano

Foto y video 📽️˙📷 : Mario Quintero López